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Comunidades rurales de Santander arriesgan sus vidas cruzando el río Chicamocha en una tarabita improvisada

La tarabita es el paso obligado sobre el río Chicamocha entre las zonas rurales de Riochico en Molagavita a Palmas de Felizco en Mogotes (Fotos suministradas / VANGUARDIA).
La tarabita es el paso obligado sobre el río Chicamocha entre las zonas rurales de Riochico en Molagavita a Palmas de Felizco en Mogotes (Fotos suministradas / VANGUARDIA).

Desde hace seis años, los habitantes de las veredas Riochico (Molagavita) y Palmas de Felizco (Mogotes) se ven obligados a arriesgar sus vidas cruzando el río Chicamocha en una tarabita artesanal, luego del colapso del puente que unía estas zonas rurales. El pasado 15 de abril, Orlando Calderón, su esposa e hija estuvieron a punto de morir cuando una de las bases de este medio colapsó, evidenciando el alto riesgo que representa esta única vía de paso utilizada a diario por campesinos, estudiantes y ganado.


Aunque los estudiantes que antes cruzaban para asistir a clases fueron reubicados, los campesinos continúan trasladando sus productos, animales y hasta acudiendo a servicios médicos en Molagavita. Los constantes accidentes, como el que sufrió Calderón por segunda vez, han encendido las alarmas sobre la urgencia de una solución definitiva. La comunidad denuncia que las autoridades han sido indiferentes a pesar del tiempo transcurrido y del riesgo inminente para la vida humana.


Desde hace cinco años, reposa una acción popular en los estrados judiciales en la que se exige la construcción de un nuevo puente. Marco Antonio Velásquez, veedor ciudadano, ha insistido en la importancia de esta infraestructura vital. A pesar de que se han contemplado alternativas como la instalación de un puente militar o el mejoramiento de la tarabita, ninguna ha sido ejecutada, dejando a estas comunidades en el abandono institucional.

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