Durante el día, la biblioteca funciona como un centro de educación e integración comunitaria, pero durante la noche se convierte en un punto de preocupación debido a la inseguridad que se presenta en sus alrededores.
A pesar de la inseguridad, la contaminación y la extrema pobreza que caracterizan la invasión Manuela Beltrán, situada sobre la ciudadela de Belén, existe un oasis de esparcimiento que se ha convertido en un refugio para toda la comunidad. Este lugar acoge jornadas de danza, música, artes plásticas y lectura, ofreciendo un escape de las problemáticas que aquejan a diario a la comunidad de Manuela Beltrán y áreas cercanas como La Divina Pastora y Colinas del Tunal.
La biblioteca ha adquirido un papel fundamental como escenario de evasión. Desde su reactivación hace dos años, la comunidad se ha volcado en mantener este espacio en óptimas condiciones para que los niños y jóvenes disfruten al máximo las actividades que se realizan. Mariela Rondón, residente del sector, destaca el creciente interés de los niños por participar en charlas y cultivar el hábito de la lectura, además de fortalecer lazos de amistad con niños provenientes del vecino país.
Este compromiso comunitario ha marcado un punto de inflexión en la educación local. En colaboración con diversas asociaciones y fundaciones, se llevan a cabo charlas pedagógicas para orientar a los niños y jóvenes hacia un camino positivo, alejándolos de las malas influencias.
La satisfacción de la comunidad se refleja en la asistencia masiva a estas actividades, que atraen tanto a residentes locales como a personas de otros sectores. Sin embargo, la falta de alumbrado público en la zona durante las noches ha dado lugar a la presencia creciente de habitantes de calle, quienes consumen sustancias alucinógenas mientras los vecinos duermen. Este problema ha convertido lo que es un centro de educación e integración durante el día en un foco de inseguridad nocturno.
A pesar de los esfuerzos de los residentes por cuidar el espacio durante el día, la situación escapa de sus manos durante la noche, por lo que instan a las autoridades correspondientes a encontrar una solución rápida. A pesar de los esfuerzos por contactar al Consorcio de Alumbrado Público San José de Cúcuta, al momento de cerrar esta edición no se ha recibido respuesta por parte de la entidad.
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