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Organismos de socorro adelantaron durante seis días labores de búsqueda en la vereda Acapulco, Girón, y sus inmediaciones para tratar de dar con el paradero de Carlos Jaimes Durán, de 70 años.


En un triste final terminó la historia de Carlos Jaimes Durán, un adulto mayor de 70 años, quien era oriundo del municipio de Málaga, Santander, salió de su vivienda en una parcela del Condominio Ruitoque Resort de la vereda Acapulco, zona rural del municipio de Girón, alrededor de las 6:00 a.m. del 8 de enero y no volvió a ser visto por nadie. Su familia, al no tener noticias, entabló la denuncia por desaparición.


La Policía y organismos de socorro confirmaron que, tras seis días de intensa búsqueda , sobre las 2:00 p.m. de este martes, 14 de enero, fue encontrado su cuerpo en una zona boscosa de la misma parcela.


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El jardinero del mismo condominio fue quien dio el aviso a las autoridades sobre el hallazgo del cuerpo, luego de verlo en la parte baja del mismo predio.


El sitio fue acordonado y sobre las 4:30 p.m. se adelantaba la inspección técnica al cadáver por parte del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, de la Fiscalía. Por el momento se indagan las causas del fallecimiento de Jaimes Durán.

La Chicamocha Canyon Race, que este año celebra su 13.ª edición, ha sido reconocida como la mejor carrera y con el mejor recorrido según las votaciones de los usuarios en la plataforma @sandiarunnapp, especializada en deportes de trail. Jaime Boada, organizador del evento que nació en San Gil, destacó que estos galardones son el resultado del trabajo arduo de un equipo comprometido desde los inicios de la competencia, que busca posicionarse a nivel internacional.


“Nosotros contratamos cerca de 300 personas durante el día de la carrera, generamos promoción turística y un movimiento en la economía muy importante”, comentó Boada.

Además, los deportistas que participan en esta competencia suelen visitar durante el año los trayectos estipulados, promoviendo el turismo de manera recurrente en la región.


En su recorrido más largo, de 100 millas, la Chicamocha Canyon Race atraviesa hasta 10 municipios, superando en las votaciones a eventos como el Festival de la Montaña y Del Mar a la Cima, que ocuparon el segundo y tercer lugar, respectivamente. En la categoría de mejor trayecto, el podio lo completaron Del Mar a la Cima y Silvia Trail Ancestral. “Esta votación es especialmente significativa porque está hecha por personas vinculadas al deporte y es la única que premia a las carreras de trail en el país”, subrayó Boada.


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El organizador resaltó que el reconocimiento al mejor recorrido demuestra el valor del Cañón del Chicamocha como un atractivo turístico que merece ser promovido y cuidado. “Debemos evitar que se deprede, asegurarnos de que quienes lo visiten lo valoren y, sobre todo, que las comunidades locales lo consideren como algo propio para protegerlo y cuidarlo”, indicó.


Boada enfatizó en la importancia del manejo responsable de basuras, el respeto por los caminos y la vegetación, y las iniciativas de promoción y conservación que ya se adelantan a nivel internacional.


Expectativas para la edición 13

La Chicamocha Canyon Race 2025 está programada para junio y se espera un incremento del 20 % en el número de inscritos, superando los 1.000 participantes del año pasado. Esta competencia no solo atrae a atletas locales, sino también a corredores nacionales y extranjeros, quienes representan cerca del 90 % de los inscritos.

Conocida por su alta dificultad, competitividad y paisajes impresionantes, esta carrera se ha convertido en un referente para quienes buscan desafíos fuera de los deportes tradicionales y un contacto directo con la naturaleza.


Marlon Ferreira Mantilla se inició cuando por temas familiares dejó Los Santos para radicarse en San Gil, eso lo llevaría a convertirse en uno de los microempresarios más reconocidos del país, un hecho que lo tiene ad-portas de conocer a la Letizia, la reina consorte de los españoles, a quien le llevará como presente la historia y los chocolates que fabrica con su empresa Maluwa.


Es uno de los tres emprendedores de la industria de la chocolatería en el continente seleccionados en el marco del programa ‘Semillas para un futuro sostenible’, organizado por la Fundación Microfinanzas BBVA. Los otros son: Constantino Blandford, cacaotero panameño y Ana Rodríguez, cacaotera y artesana de república Dominicana.


Los tres se reunirán en Madrid para participar del evento en donde contarán sus historias, conocerán a la realeza y compartirán espacios con personalidades de la repostería como Jordi Roca, a quien Ferreira le tiene una gran admiración.


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La historia de Marlon Ferreira con el chocolate


Mirar con espejo retrovisor siempre es más fácil y permite reconocer los momentos claves del pasado. Eso le pasa a Ferreira, quien recuerda cómo al llegar a San Gil su hermana tuvo la idea de vender chocolates en la universidad, una iniciativa que no se dio pero que le sirvió a él como punto de inicio.


Con 15 años, por allá en el 2010 y recién ingresado a noveno grado en su nuevo colegio El Rosario, encantó con su carisma a directivos y docentes quienes le permitieron iniciar con un pequeño negocio.


Acudiendo a su naciente espíritu emprendedor, empezó a comprar barras de chocolate, las derretía en baño maría, para después organizarlas en pequeños moldes, empacarlos y venderlos al otro día en el colegio a $200 y $500 a sus compañeros.


Eso lo hizo todos los días en las tardes entre los grados noveno y once. De ahí aprendió a otorgarle un valor diferente al dinero, a no gastarse ‘el plante’ y darse los gustos que quiere cualquier joven a su edad como salir a comer con su novia sin pedirle plata a los papás.


Esa experiencia lo enamoraría del chocolate y se convertiría en su estilo de vida. Tras un paso fugaz por la Escuela de Cadetes Almirante Padilla donde no pudo continuar porque a pesar de cumplir con los exámenes el cuerpo no le respondió en el proceso, regresó a su casa a seguir preparando chocolates.


Tras varios años visitando departamentos y territorios que no pensó conocer gracias al cacao ayudando a los productores a tener una materia prima de mayor calidad, Ferreira decidió emprender, tenía el conocimiento y el contacto con los campesinos, sus principales aliados.


El 12 de marzo de 2019 hizo su primera venta con su marca Maluwa Chocolates. “Maluwa es flor de cacao, sin las flores las plantas no dan frutos y sin los productores y el campo la sociedad tampoco se mantiene”, dijo el empresario sobre la filosofía de su negocio familiar.


Por eso, desde que inició tiene principios definidos sobre el modelos empresarial: Trabajar directamente con los productores, pagarles primas de sobre precio y capacitarlos para que produzcan un mejor cacao y tengan sus propios emprendimientos.


“Estas son personas, campesinos que viven situaciones muy difíciles en temas sociales, familiares, económicos, con una gran resiliencia y con los que hemos construido relaciones de confianza lentamente, porque no se les pueden imponer los conocimientos”.

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